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Feb 02, 2020 admin Más Industria, Textil y Vestido 0
La empresa productora de mezclilla y telas para insumos médicos y uso industrial se enfocó en la innovación y la calidad de sus productos para salir adelante, pero también ajustó su estrategia de mercado, pues ante la falta de ventas internas, se volcó hacia la exportación. Su director, Marco Esteban Zarikian, relata qué significa ser fabricante activo en su país.
Por: Silvia Ortiz/Enviada
MEDELLÍN, Colombia (02/02/2020).-Multinacionales industriales como General Motors, Kellogg, Kimberly Clark, Mondelez y Pirelli suspendieron entre 2016 y 2018 sus operaciones en Venezuela, debido a la inflación, la escasez de insumos, la caída del consumo, las incautaciones de empresas y los apagones, entre otras circunstancias que les hacían difícil su estancia en el país.
En esta estampida también hay mexicanas como Cemex y Gruma que, desde hace casi 10 años, tuvieron que cerrar su ciclo en ese país, tras la nacionalización de sus plantas.
Sin embargo, existen compañías manufactureras venezolanas que se las han ingeniado para producir, a pesar de las circunstancias. Este es el caso de Grupo Telares Maracay, un grupo textil propietario de las empresas Jeantex, productora de mezclilla; Polytex, fabricante de telas para uso médico y Emporio de las Telas, ésta última distribuidora y fabricante de telas para uso rudo de uniformes industriales y escolares.
Marco Esteban Zarikian, director de Grupo Telares Maracay, sostiene que la compañía no ha dudado un momento en mantener sus inversiones en el país por su vocación nacionalista, aunque admite que la situación económica de Venezuela ha desarticulado ramas productivas completas. “En Venezuela sólo quedamos nosotros como grupo textil”, asegura en entrevista el empresario.
La compañía data de la década de 1920, pero tras una serie de cambios en su administración, fue vendida a privados en la década de 1950, época en la que la familia Zarikian se incorporó como accionista. Marco Esteban Zarikian se muestra orgulloso de pertenecer a una familia dedicada a la industria textil, al relatar que primero su abuelo, un emigrante de Armenia, incursionó en el negocio al dedicarse a la importación de mercancías.
Pero ya en la década de 1950, su padre, ingeniero textil, se instaló en el Grupo y se dedicó a convertirlo en una empresa profesional, en un momento en el que Venezuela impulsaba su industrialización. Hoy en día el panorama es muy diferente. A falta de datos oficiales, lo que queda es consultar organismos internacionales, quienes dejan ver un complicado ambiente de negocios.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano cayó 18% en 2018, mientras que la tasa de inflación subió 65,374%. Para 2019, las estimaciones del FMI indican que la economía se contrajo 35% y que la inflación cerró con un repunte, en 200,000%. Consecuentemente, el desempleo alcanzó el año pasado una tasa cercana a 40%.
Asimismo, la inversión productiva fuera del petróleo se ha detenido. El último dato que posee la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) refiere que, en 2015, el país recibió 1,383 millones de dólares (mdd) de inversión extranjera directa, cifra que implicó una reducción de más 400% respecto a lo captado en 2012, cuando ingresaron 5,973 mdd. A partir de 2016, no existen registros sobre la inversión extranjera.
Calidad de exportación
A la pregunta de cómo es que Grupo Telares Maracay ha logrado sobrevivir en un contexto nacional adverso, Marco Esteban Zarikian responde amablemente que la clave ha sido imprimir buena calidad a la producción de las telas y también enfocarse en mercados de exportación, especialmente hacia países vecinos como Colombia, en donde venden el 20% del total de su producción; Ecuador y Perú, también con 20%. “Le vendemos a muchos confeccionistas; en Perú tenemos varios, pero por razones de estrategia de mercado, no puedo decir quiénes son mis clientes. Vendemos también a clientes que exportan a Estados Unidos”, expresa.
El empresario aclara que la corporación no vende directamente al consumidor final, sino a los industriales del vestido o “confeccionistas”, como él los llama. A empresarios que hacen “paquete completo”, un esquema bien conocido en esta industria y que no es exclusivo de un país.
Así que para conservar a su cartera de clientes, varios de ellos exportadores de ropa a Estados Unidos, el Grupo ha tenido que asegurarse de cumplir con las tendencias de la moda y las necesidades de los fabricantes, a partir de técnicas y maquinaria adecuada para la producción.
En la parte de denim ―mezclilla― nos caracterizamos por nuestros procesos de teñido. Nosotros cuando originalmente empezamos con la fábrica ―Jeantex―, en la década de 1990, nos asociamos con una empresa americana que se llama Greenwood Mills, que eran de los principales proveedores de Levi’s. Ellos, a diferencia de muchos otros fabricantes, utilizaban el proceso de cuerdas para el teñido de las telas de denim,explica Zarikian.
El proceso de teñido de cuerdas consiste, a grandes rasgos, en separar mechas de hilos de algodón, las cuales a través de máquinas son sometidas a teñido en color azul. Una vez pintadas las mechas de hilos, otras máquinas se dedican a tejer la trama de la tela de mezclilla.
“Ese proceso le da un look muy característico a la tela (…) En este ciclo de moda, que arrancó este año y a finales del año pasado, está muy, muy de moda ese look vintage de las décadas de 1980 y 1990. Y nosotros tenemos la tecnología para hacerlo”, comenta con orgullo el empresario. Actualmente, Jeantex produce 1 millón 200,000 metros mensuales de mezclilla. En las otras plantas es variable, dependiendo de la demanda.
Antes de la crisis de Venezuela, en los 90, las empresas del sector producían 20 millones de metros de tela y hoy día no se fabrican ni tres millones, asegura.
Una empresa resiliente a las crisis
Marco Esteban Zarikian fue entrevistado en el contexto de Colombiatex de las Américas 2020, feria del sector textil-confección realizada en enero pasado en esta Ciudad, considerada una de las exposiciones más importantes del continente americano. Grupo Telares Maracay formó parte de los 546 expositores de 21 países, que recibieron la afluencia de 682 compradores, colombianos y extranjeros, y de aproximadamente 13,000 visitantes.
Entre los estands y las pasarelas de moda, se pudo ver que las tendencias marcan telas con apariencias borrosas, tejidos muy delgados, tejidos naturales, telas de lino, así como estampados de piel de animal ―animal print―, de grafiti, lunares, figuras con apariencia de estar derretidas y flores como pintadas con acuarela, entre otras características. Además, regresan los jeans holgados de las piernas y con pretina alta, a la cintura.
En su relato sobre cómo Grupo Telares Maracay ha salido adelante, el empresario recuerda que ésta no ha sido la única crisis que ha enfrentado la empresa, ya que el proceso de cambio estructural que vivieron Venezuela y otros países latinoamericanos ―México incluido― en la década de 1990 sacudió a las industriales nacionales.
“Cuando vino el periodo de apertura a las importaciones en la década de 1990, nosotros tuvimos la visión de competir con calidad, porque no íbamos a poder competir con los textiles que vienen de Asia a precios muy inferiores”, refiere Zarikian. De esta forma, surgió la idea de encontrar un aliado fuerte.
“Lo primero que hicimos fue buscarnos a la mejor empresa de Estados Unidos, la que tenía la tecnología, los mejores productores de denim del mundo, que es Greenwood Mills. Básicamente le dimos 20% de las acciones de la empresa para que nos diera la tecnología y nos asesorara, y gracias a eso logramos tener la misma calidad que en Estados Unidos”, destaca el empresario.
En este sentido, Zarikian define que el concepto de calidad consiste en “tener un producto constante e innovador”. Dicho en sus palabras “tienes que hacer cosas que no pueda hacer tu competidor, o sea, darle valor agregado porque al final una tela es un commodity, o sea, cualquiera puede hacer una tela, pero hay que hacer una tela (diferente). La belleza está en los detalles”.
Pero en un mercado internacional que, además de calidad, exige prácticas de sustentabilidad en los procesos de producción, el corporativo también tuvo que adaptarse.
Grupo Telares Maracay posee la certificación internacional “Cradle to Cradle” (de la cuna a la cuna), la cual constata que la energía utilizada es hidroeléctrica, y que todos los desechos de la fábrica son orgánicos, mismos que pasan por una planta de tratamiento para luego ser utilizados en el riego de cultivos que están dentro de los terrenos de la compañía.
Signos alentadores
Para este 2020, las proyecciones para la economía venezolana no son alentadoras. El FMI pronostica tentativamente que el PIB caerá 10% y que la inflación aumentará 500,000%. Esto, tras una racha, en la que el PIB venezolano se contrajo de 2013 a 2019 en aproximadamente 60%.
Estas previsiones se despegan de lo que sucede en el contexto regional. Según los cálculos más recientes del FMI, publicados en enero, la economía de América Latina crecerá 1.6% en 2020, mientras que las economías más grandes de la zona, que son Brasil y México, avanzarán 2.2% y 1%, respectivamente. Lo anterior, a pesar de que el PIB de México se contrajo 0.1% al cierre de 2019.
Marco Esteban Zarikian es cauto en sus comentarios acerca del gobierno venezolano, encabezado por Nicolás Maduro, y sus políticas públicas. Argumenta que un hombre de negocios tiene que dedicarse a trabajar y no meterse en política.
Sin desconocer que los datos económicos disponibles marcan una tendencia claramente negativa, el empresario trata de ser optimista sobre el futuro de su país, porque al final, dice, “se impone el afán de la gente de progresar”. Admite que la recuperación del PIB “tardará mucho tiempo en lograrse”, pero señala que desde el año pasado comenzaron a observarse algunos signos alentadores.
El principal cambio es que el gobierno flexibilizó el control del tipo de cambio. De modo que el bolívar venezolano se ha depreciado y cerró 2019 con un tipo de cambio de 56,122.06 bolívares por dólar, mientras que en enero, subió a 73,321.90 bolívares por dólar.
Las autoridades “han eliminado muchos de los controles que había respecto a la moneda y eso ha facilitado muchísimo las cosas. Ha sido un respiro grandísimo no sólo para nosotros, sino para todo el aparato productivo de Venezuela”, asegura Zarikian. El comentario no es para menos, si se toma en cuenta que una devaluación monetaria favorece a las exportaciones al hacerlas más baratas en los mercados internacionales.
En sus previsiones para el futuro inmediato, el empresario considera que el Grupo seguirá por la ruta del crecimiento, tanto por la demanda externa como por la interna.
Hemos visto en los últimos meses un repunte significativo de la demanda local, o sea, nosotros tuvimos dos o tres años que nadie venía a comprarnos nada para el mercado nacional, pero hemos visto en los últimos tres meses un repunte,comenta.
Fuente de empleo, a salvo
De esta forma, Grupo Telares Maracay estará en condiciones de mantenerse como la fuente de empleo de sus 400 trabajadores venezolanos quienes, asegura Zarikian, perciben sueldos de entre 10 y 20 veces el salario mínimo. Según el empresario, el salario mínimo de su país está en aproximadamente 6 dólares, pero la agencia Reuters lo sitúa en 3.71 dólares.
Consciente de que una fábrica es la fuente de ingresos de varias familias, el empresario refiere que la fuerza laboral ya tiene varios años de antigüedad y que le ha costado al corporativo capacitarla para producir con la calidad deseada. Incluso, varios de los empleados son la segunda generación, ya que “los padres empezaron trabajando en la fábrica y los hijos también trabajan con nosotros”.
En este sentido, Marco Esteban Zarikian prevé un “futuro bastante bueno”, en el que poco a poco, la economía venezolana recuperará su senda hacia el crecimiento. Y sobre Grupo Telares Maracay, asegura: “yo veo una empresa innovadora, haciendo cosas que no están haciendo otras. Yo creo que es la forma de competir en este mercado”.
La empresa productora de mezclilla y telas para insumos médicos y uso industrial se enfocó en la innovación y la calidad de sus productos para salir adelante, pero también ajustó su estrategia de mercado, pues ante la falta de ventas internas, se volcó hacia la exportación. Su director, Marco Esteban Zarikian, relata qué significa ser fabricante activo en su país.
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La Industria Aeroespacial sigue despegando en estados como Guanajuato, nuestra especialista Silvia Ortiz de Vanguardia Industrial, nos explica la detonación de este sector en #NoticiasW con #VeroMéndez pic.twitter.com/itZ8boXKcU
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