BCG: 10 consejos para los directores de empresas ante Covid-19

Mar 30, 2020 admin Automotriz, Gestión y Mejora Continua, Más Industria 0

Si bien el de manufactura ha sido uno de los sectores productivos más castigados en el mundo, las empresas tienen un margen de acción para mantener a flote sus negocios. La consultora internacional Boston Consulting Group (BCG) sugiere a las compañías que, además de sanitizar y evitar contagios en sus plantas, también deben revisar sus planes de producción y fortalecer sus sistemas y activos físicos para responder ante cualquier escenario.

En Estados Unidos el 65% de las plantas de automotriz están cerradas, en Europa el 90% y en Asia el 80% han reabierto. (Foto: EFE)

Por: Guadalupe Cadena

CIUDAD DE MÉXICO (30/03/2020).- El virus COVID-19 ha puesto contra la pared a las empresas de todo el mundo―principalmente las manufactureras―, cuyas operaciones han resultado afectadas a través de la interrupción de sus cadenas de suministro, el desplome de las ventas y los cambios de los hábitos de los consumidores finales, derivado de la suspensión de actividades en los países infectados y las cuarentenas forzosas de la población económicamente activa.

China, el origen de la pandemia, y sus vecinos como Corea del Sur y Japón detuvieron la marcha de sus economías, pero poco a poco se recuperan de la crisis al haber contenido los nuevos contagios de personas. Actualmente más de 80% de las plantas automotrices de esos países ya reanudaron operaciones, refiere Boston Consulting Group (BCG) ―empresa internacional de consultoría estratégica―, en una serie de análisis sobre los efectos del virus en los negocios.

Sin embargo, BCG refiere que otras regiones del mundo se encuentran en el momento exacto de luchar contra la pandemia, de modo que 90% las fábricas automotrices de Europa todavía están cerradas, así como 65% de las de Estados Unidos, tras decretarse medidas de aislamiento social.

Más de 60% de las empresas proveedoras de autopartes calcula que los ingresos disminuirán al menos 10% y solamente en Europa se estima que han dejado de producirse 580,000 vehículos, según los reportes de BCG. En el caso de México, las armadoras Honda, Audi, Ford, GM, FCA, VW, Toyota, Nissan, BMW y Mazda han anunciado paros de actividades entre las últimas dos semanas de marzo y los primeros días de abril, para sanitizar sus plantas y evitar posibles contagios.

3 fases de cierre, ¿en cuál están las empresas?

En este sentido, las compañías manufactureras de todas las ramas de actividad del mundo enfrentan tres escenarios: precierre de plantas, cierre de plantas y postcierre de plantas.

Según el documento “Estabilizar las operaciones manufactureras en respuesta al COVID-19” de BCG, entre los países que se ubican en fase de precierre están México, Estados Unidos, Canadá, Brasil y Reino Unido; mientras que en cierre total están España, Italia, Francia, Rusia y Alemania, principalmente; en tanto quienes ya están en etapa de postcierre se encuentran China, Corea del Sur y Japón.

En cualquier caso, la principal recomendación de BCG para las manufactureras consiste en crear equipos de trabajo encargados de atender la contingencia y de considerar cinco líneas de trabajo para estabilizar las operaciones de las fábricas. Estas cinco áreas de atención

consisten en: cuidar la planta laboral con medidas de higiene y distanciamiento entre personas; asegurar el abasto de materiales, al revisar y ajustar diariamente los pedidos de proveedores, los horarios de línea y las cancelaciones en función de un nuevo plan de producción; y asegurar los activos físicos, con acciones de mantenimiento y reparación de equipos y sistemas, sobre todo los relativos a procesos críticos.

Las otras dos líneas de trabajo se refieren a diferir auditorías no esenciales por 30 a 90 días y mantener contacto con las autoridades; así como a una política de comunicación ágil con empleados, accionistas y socios para mantenerlos informados de la situación.

10 Consejos para los directores de las empresas

Establecer un equipo de respuesta a la crisis y reforzar la comunicación con los empleados, los accionistas y los socios.
Tener una activa medición de las condiciones financieras de las empresas, sus ingresos y pérdidas, su flujo de efectivo y el desempeño posible de sus mercados más importantes.
Fijar como una alta prioridad la comercialización, es decir ubicar nuevas fuentes de ventas, de clientes, de áreas geográficas desatendidas, etcétera.
Ser leal con los clientes, esto es encontrar la manera de apoyar a los mejores clientes de la empresa que seguramente también están bajo estrés.
Crear planes operativos de contingencia, lo que implica visualizar cómo garantizar el suministro y la distribución de productos a los clientes aún en los peores escenarios.
Proteger la higiene y la salud de la planta laboral; asimismo, ser flexible con los empleados al ofrecer alternativas como el trabajo en casa.
Congelar movimientos como aumentos salariales y nuevas contrataciones, así como reducir los gastos en publicidad durante los momentos de mayor crisis.
Privilegiar la liquidez de la empresa, lo que implica reducir las recompras de acciones, posponer planes de nuevas adquisiciones y generar reservas.
Fortalecer los sistemas de tecnologías de la información y comunicaciones.
Ayudar a la comunidad en la medida que lo permitan las circunstancias, ya que las acciones de beneficio social pueden reforzar la reputación de la empresa.