Última actualización noviembre 21st, 2024 12:01 PM
Retos y oportunidades para México. El aumento del contenido regional que establece el acuerdo en esta industria, tanto en materiales como en el aspecto laboral –que no implica elevar los sueldos del sector en México— obligan a una desglobalización de las cadenas de proveeduría que, reforzada por el impacto del Covid-19, resultarán en procesos de re-shoring y near-shoring, situación que constituye una oportunidad para el país.
CIUDAD DE MÉXICO (28/12/2020).- El sector automotriz a nivel global atraviesa por lo que considero es una de sus principales transformaciones desde la invención del primer vehículo a finales del siglo XIX.
Nos enfrentamos a la tormenta perfecta: una pandemia que ha obligado a cerrar plantas y suspender operaciones en la industria, una crisis económica profunda y, el elemento a destacar por su importancia en el largo plazo, la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) el pasado 1º de julio.
El tratamiento de cada uno de estos eventos, sus consecuencias y la proyección de cómo impactarán no sólo al sector automotriz en México, sino en el mundo entero, requeriría dedicarle éste y muchos más artículos, en los cuales posiblemente logremos acertar apenas en una mínima parte de nuestras estimaciones de lo que nos espera.
Sin embargo, dentro de toda esta incertidumbre, México y sus socios en Norteamérica, tras dos años intensos de negociaciones y vaivenes políticos, especialmente por parte de Estados Unidos, lograron un instrumento comercial que reemplazaría al TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) vigente hasta el pasado 30 de junio, acuerdo que permitió dar certidumbre a nuestras empresas y agentes económicos durante los últimos 26 años.
Con la entrada en vigor del T-MEC o USMCA (United States–Mexico–Canada Agreement) o CUSMA (Canada–United States–Mexico Agreement), dependiendo del lado de la frontera en que nos encontremos dentro de la región, se logró consolidar y actualizar el 99.9% de los capítulos y disposiciones del TLCAN bajo la visión de mantener la integración comercial lograda desde 1994. Como resultado, surge un instrumento comercial moderno, claro en sus objetivos y con un horizonte que permite a los empresarios planear sus negocios dentro de la región hacia el largo plazo.
¿Cómo afecta al sector automotriz el nuevo acuerdo? El cambio más importante lo encontramos en la regla de origen que permite el libre flujo de mercancías en el T-MEC, la cual resulta fundamental para este sector que se ha consolidado como la industria de mayor nivel de integración regional, reflejándose en el cruce diario de partes y componentes entre las fronteras de los tres países para lograr el ensamble final de vehículos que califiquen como de la región de América del Norte.
Esta dinámica ha permitido que este sector en nuestro país se haya convertido en una de las principales fuentes de generación de empleo y exportaciones de manufacturas, contribuyendo con más del 30% del Producto Interno Bruto (PIB) manufacturero. Como resultado, en 2019, año previo a la crisis Covid-19, México ocupó el 6º lugar como fabricante y la 4ª posición como principal exportador de automóviles ligeros en el mundo, además de ser el primer proveedor de autopartes para el mercado de Estados Unidos.
El T-MEC impone una regla de origen mucho más estricta que la que se tenía en el TLCAN para que los vehículos fabricados en nuestra región puedan continuar recibiendo los beneficios del libre comercio:
Tanto para vehículos como para las partes esenciales, la regla de contenido regional pasó de ser de un 62.5% —la cual aplicó por 26 años desde la entrada en vigor del TLCAN / NAFTA hasta el 30 de junio de este año—, al 66% a partir del 1º de julio de 2020; este porcentaje se irá incrementando progresivamente para alcanzar 75% hacia el 1º de julio de 2023.
Lo anterior aplicará siempre y cuando las armadoras no consigan un plazo de gracia ante el gobierno de Estados Unidos para poder realizar los ajustes requeridos, conocidos como “regímenes alternativos de transición” que les permitan tener una dispensa a esta nueva regla de origen de manera temporal hasta por 5 años.
En este caso es muy importante aclarar que esta disposición de Contenido Laboral no significa que la industria automotriz en México está obligada a pagar estos niveles de salarios. Más bien es un acuerdo que busca obligar a un mayor consumo de insumos manufacturados en Canadá y Estados Unidos, cuyas industrias superan actualmente este umbral salarial.
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Retos y oportunidades para México. El aumento del contenido regional que establece el acuerdo en esta industria, tanto en materiales como en el aspecto laboral –que no implica elevar los sueldos del sector en México— obligan a una desglobalización de las cadenas de proveeduría que, reforzada por el impacto del Covid-19, resultarán en procesos de re-shoring y near-shoring, situación que constituye una oportunidad para el país.
Consultor Internacional y CEO de MSquare Consultores. Miembro del Consejo Directivo de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN) y expresidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), instancia que presidió durante 12 años, Eduardo Solís es Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León, participó en las negociaciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el “Cuarto de Junto” y fue negociador también del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
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