Última actualización noviembre 22nd, 2024 7:38 AM
A pesar del crecimiento de 18.7% en ventas al extranjero, el mercado interno vive una etapa de inflación, cuya carestía supera 7% de incremento en el acumulado anual, por lo que el poder adquisitivo de los mexicanos se ha convertido en una “bomba de tiempo” para el consumo, mientras que México y Estados Unidos se encaminan a un periodo de tensión que podría estancar el crecimiento progresivo de las exportaciones manufactureras.
CIUDAD DE MÉXICO (25/04/2022).- En días recientes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó las cifras de exportación y balanza comercial que dejó el mes de febrero de este año.
Rápidamente se han echado “campanas al vuelo” por las cifras récord que muestran un crecimiento de 18.7% de ventas de bienes al extranjero con respecto al mismo mes del año previo.
La otra buena noticia es que México se ha posicionado, de nueva cuenta, como el principal socio comercial de Estados Unidos, estadística en donde se sienta en la misma mesa que China y Canadá.
Hasta acá, todo muy bien. Sin embargo, como toda estadística, es importante revisar los matices que hay detrás.
En primer lugar, podríamos preguntarnos ¿qué pasa del otro lado de las exportaciones?
El mercado interno vive una etapa de inflación que no nos afecta de la misma forma que en Estados Unidos, por ejemplo, en donde el consumo tiene un mayor rango de tolerancia a estos indicadores.
Con una carestía que supera 7% de incremento en el acumulado anual, el poder adquisitivo de los mexicanos se ha convertido en una “bomba de tiempo” para el consumo.
La manufactura mexicana ha demostrado estar lista para abastecer las necesidades de las más importantes OEM’s (Original Equipment Manufacturers o Fabricantes de Equipo Original) para el mercado externo, pero también es urgente dar un giro con lo que acontece en el comercio local.
Fortalecer el consumo de los mexicanos, para que aspiren a bienes de primera calidad, con la más avanzada tecnología, es esencial para impulsar la manufactura y a las empresas de todos los sectores: automotriz, electrodomésticos, electrónica, etcétera.
Por otro lado, México y Estados Unidos se encaminan a un periodo de tensión que podría estancar el crecimiento progresivo de las exportaciones manufactureras.
Las discusiones, como la de la Reforma Eléctrica en México, los desacuerdos relacionados con las condiciones de producción de industrias como la automotriz y otros puntos clave del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), tienen de por medio la estabilidad de la producción de miles de empresas y millones de empleos en ambos lados de la frontera.
Si en lugar de entrar a un impasse con nuestro mayor socio comercial, las diferencias se pudiesen resolver a través de acuerdos que brinden certidumbre y detonen tanto la producción como las alianzas comerciales –así como el respeto a tendencias que son críticas para el medio ambiente, como las energías limpias–, podríamos pensar que vivimos un gran momento para continuar con el desarrollo industrial en nuestro país.
Finalmente, hay que recordar que no toda la derrama económica que deja el sector manufacturero corresponde a empresas mexicanas, sino que mucho de ello proviene de las economías de enclave, es decir, firmas globales que no se integran al mercado local.
Por ello, es importante la labor que desarrollan organizaciones como el Clúster de Electrodomésticos de Nuevo León, que busca que las empresas que se integran a las cadenas de proveeduría de las OEM’s que llegan al país, sean predominantemente pequeñas y medianas industrias (pymes) mexicanas.
El gran problema de las cifras que son optimistas es que pueden minimizar las problemáticas de fondo que hay detrás. Caer en esta trampa de los números y sentarnos a celebrar, sería un gran error.
A pesar del crecimiento de 18.7% en ventas al extranjero, el mercado interno vive una etapa de inflación, cuya carestía supera 7% de incremento en el acumulado anual, por lo que el poder adquisitivo de los mexicanos se ha convertido en una “bomba de tiempo” para el consumo, mientras que México y Estados Unidos se encaminan a un periodo de tensión que podría estancar el crecimiento progresivo de las exportaciones manufactureras.
Ingeniero Industrial y en Sistemas por el Tec de Monterrey, con estudios en Logística por la Universidad British Columbia, en Canadá y Negocios Internacionales por la Universidades de Shangai, en China, Carlos González es líder del Comité de Proveedores del Clúster de Electrodomésticos de Nuevo León y director general de Hultek, empresa especializada en la manufactura de piezas de hule para diferentes industrias, cargo que tomó antes de cumplir 30 años, distinguiéndose por llevar a esta empresa a una nueva era en la que han adoptado tendencias globales, como la integración de nuevas tecnologías, la sostenibilidad y el desarrollo de soluciones integrales que tienen el hule como base.
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