La irracionalidad en los modelos de innovación industrial y regional

Jun 11, 2014 Damián Amaya Innovación Competitiva 0

Con frecuencia se dan dos aproximaciones cuando se emprende el esfuerzo de contar con el mejor modelo de innovación a nivel empresa y/o a nivel región: se estudian casos ejemplares de renombre para extraer un modelo a implementar, o bien, se toma la opción de permitir que la innovación se geste desde las entrañas de la Organización o de la región para crecer de manera orgánica y finalmente capitalizar resultados.

El camino de estudiar modelos ejemplares casi siempre consiste en identificarse con un modelo lo suficientemente llamativo a nivel empresa o país, que también funcione como falacia ad baculum (defiende argumentos apelando a la autoridad o renombre) y después documentar con entrevistas la relatoría de todas las causas que permitieron los efectos que ahora resultan admirables para muchos.

El camino de gestar desde las entrañas un modelo, regularmente se da cuando se condensa una masa crítica de actores apasionados y con habilidades para la innovación que inician ‘fuera del radar’ sus propios esfuerzos de innovación. Se les conoce como ‘champions’, resuelven de manera empírica el cómo lograr la innovación a partir de las condiciones y características de la empresa o la región. No tratan de cambiar las condiciones para que la innovación se dé, al contrario, logran la innovación a pesar de las condiciones.

La construcción de modelos conlleva esclarecer factores y variables claves que gobiernan el fenómeno y que permitirán replicarlo. En la ingeniería, al construir una ecuación deberá llegar siempre al resultado pronosticado, no la mayoría de las veces, siempre. En los modelos obtenidos después de registrar relatorías de sucesos consumados, instintivos, objetivados por el entrevistado y posteriormente acomodados de una manera lógica para verbalizarlos al entrevistador, pareciera que todavía hay espacio para abonar a su eficacia.

¿De qué tamaño será el cuerpo de conocimiento creado después de estudiar hasta el cansancio la historia de Apple, Google, Nike, IDEO, MIT, Stanford, políticas públicas de innovación alemanas, estadounidenses y muchas otras experiencias de innovación ejemplares? ¿Cuántas veces se han implantado en México modelos extraídos con esas condiciones? Si los modelos construidos a partir de esas investigaciones fueran ecuaciones, México estaría contando ahora una historia diferente en competitividad. Pero no son ecuaciones.

Si a uno lo entrevistaran sobre cómo logró ese puesto directivo en la Organización hace 10 años, y un equipo de investigación hiciera un modelo de ello para que un francés y un alemán lo implementaran en sus respectivos países, ¿lograrían llegar al mismo puesto después de seguir las instrucciones documentadas? Entonces ¿por qué después de leer el modelo de innovación de Apple y Google algunos esperan resultados sorprendentes con un esfuerzo aspiracional tipo plug-and-play?

Una de las sospechas para las imprecisiones de los modelos documentados es la componente de irracionalidad inherente del ser humano. En aquella entrevista sobre cómo logró el puesto directivo ¿mencionaría sus fricciones con otros departamentos?, ¿y que seleccionó a su equipo por la ‘química’ que sintió con ellos?, ¿que se llevaba muy bien con el COO?, ¿recodaría las decisiones instintivas que tomó durante 10 años?, ¿en serio?; y si fuese innovación a nivel región ¿mencionaría al entrevistador realmente los pormenores positivos y negativos de todas las instituciones y sus responsables?, ¿en serio?

La innovación en una Organización o en una región es un fenómeno muy por encima de multifactorial, rico en irracionalidades propias del ser humano envuelto siempre en la pelea leal y desleal de conseguir mejores opciones ante un número siempre insuficiente de ellas; aceptar éstos hechos nos debería llevar a construir modelos que funcionen a pesar de las irracionalidades no mencionadas y contemplar factores no recordados, no señalados y, por lo tanto, no registrados por los investigadores del modelo, lo cual nunca sería suficiente, pero contribuiría a contar con ‘marcos de referencia’.

El otro camino para contar con innovación, aquél donde se permite su gestación y crecimiento orgánico es también el más largo, el menos transitado, en el que un cúmulo de apasionados lo van construyendo a partir de las irracionalidades de la empresa o de la región, van sumando adeptos a medida que identifican y convierten colegas y también sumando experiencia a medida que se equivocan. Este modelo en su sustancia lleva una parte de las decisiones y convicciones de todos los que participan, lo cual evita la necesidad de una falacia ad baculum porque es un modelo propio que realmente les importa, nutren y defienden. ¿No sería una innovación por convicción, o hasta por necesidad, la que se gestó en Apple, Google, MIT, Stanford o en otras latitudes?

¿Valdría la pena detectar en México o al interior de la Organización donde están sucediendo esos fenómenos auto-regulados de gestación de innovación? Porque parecieran pertenecer más a la disciplina de fenómenos complejos que al campo de eventos determinísticos causa-efecto. Así se podría intentar cuidar las condiciones que nutren dichos fenómenos o hacer lo necesario porque se multipliquen en otras áreas de la empresa, en otras industrias y regiones.

¿Cuántos serán los casos de modelos de innovación exitosos que se gestaron de manera orgánica con convicción desde el interior de una Organización o una región VS los casos exitosos de transplante de modelos de innovación? ¿Cuál sería una aproximación balanceada que evite los polos o extremos entre una y otra aproximación, pero que sume lo mejor de las dos?