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Ago 23, 2022 admin Logística y transporte, Más Industria 0
Así lo destacó el presidente ejecutivo de esta asociación, Miguel Elizalde, al referirse a una eventual recesión en Estados Unidos, país que a pesar de su situación económica, “es un ejemplo internacional de cómo se debe de promover el uso y adaptación de nuevas tecnologías, que es incorporando elementos clave como la infraestructura, energías limpias, incentivos fiscales al consumidor final”. Al respecto, el presidente ejecutivo de la AMDA, Guillermo Rosales, afirmó que “lo que requerimos es una política pública integral en esta materia, (… pues) tenemos muchas administraciones (federales) sin contar con este rubro de una política integral de renovación vehicular”.
Blanca Soria
CIUDAD DE MÉXICO (23/08/2022).- Luego de informar que la industria mexicana de vehículos pesados presenta una recuperación constante en lo que va del año, los presidentes ejecutivos de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), Miguel Elizalde, y de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, abordaron el tema de una eventual recesión económica en Estados Unidos.
Durante una conferencia de prensa virtual para dar a conocer el comportamiento de la industria de pesados en el pasado mes de julio y en los primeros siete meses de este año, Elizalde destacó, sobre la “potencial” recesión económica en el vecino país del norte, que Estados Unidos es “un ejemplo internacional de cómo se debe de promover el uso y adaptación de nuevas tecnologías, que es incorporando elementos clave como la infraestructura, energías limpias, incentivos fiscales al consumidor final”, por lo que México, dijo, “debería tomar el ejemplo de Estados Unidos, ya que consideró que “el potencial del mercado interno es el mejor antídoto para conservar el dinamismo”, en caso de que se dé una recesión.
Por su parte, Rosales destacó que “lo que requerimos es una política pública integral en esta materia, (… pues) tenemos muchas administraciones (federales) sin contar con este rubro de una política integral de renovación vehicular”.
Capitalizar la desaceleración en el mercado externo, en el mercado interno
Al abordar el tema del tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), Miguel Elizalde reconoció que “sí existe un potencial riesgo de que las economías norteamericanas se desaceleren. Vemos cómo ya se está estabilizando un poco el tema de exportaciones, esperemos que todavía podemos dar un impulso adelante y por eso es muy importante capitalizar esta posible desaceleración del mercado externo, en el mercado interno”.
Por tal motivo, externó la importancia de que “se materialicen los supuestos de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, como la modernización del transporte público para potenciar el mercado doméstico y que la cadena de valor del sector autotransporte siga generando empleos y derrama económica en México”.
A su parecer, “lograr una movilidad más incluyente, digna y responsable con el medioambiente depende de nuestra capacidad de renovar el transporte de pasajeros y de carga a nivel nacional y estatal, por supuesto, y mediante el acceso al financiamiento, incentivos verdes y estímulos fiscales, (temas en los) que hemos insistido. Entonces, sí, cada vez va resolviéndose el tema de la proveeduría de la cadena de proveeduría y tenemos que, cada vez, poner más atención en el mercado interno para poder impulsar mejor el medioambiente y (una) mejor seguridad vial para todos nosotros”.
El dirigente de la ANPACT externó que a pesar de la eventual recesión en Estados Unidos este país se erige como un ejemplo que México debe seguir en materia de movilidad.
Ante una eventual recesión que afecte principalmente las exportaciones por el inicio de la recesión en Estados Unidos, (….) creemos que el potencial del mercado interno es el mejor antídoto para conservar el dinamismo que tenemos en nuestra industria”, dijo Elizalde para ejemplificar después con “lo que está haciendo Estados Unidos. Estamos ante una recesión o potencial recesión en Estados Unidos y que puede afectar nuestras exportaciones, pero al mismo tiempo Estados Unidos lanza un programa, una iniciativa que (…) es (…) una ley, que es un ejemplo internacional de cómo se debe de promover el uso y adaptación de nuevas tecnologías, que es incorporando elementos clave como la infraestructura, energías limpias, incentivos fiscales al consumidor final, etcétera.
Dicha ley, indicó, prevé “apoyos por hasta 430,000 millones de dólares. Específicamente 369,000 millones van dirigidos a la lucha contra el cambio climático. Entonces, viene una política pública para impulsar esto en Estados Unidos y viene muy específicamente, también, para vehículos eléctricos. Tan sólo un ejemplo: en California se van a dedicar 800 millones de dólares para los vehículos de cero emisiones, entonces viene una potencial recesión, pero viene, del gobierno, acompañado por un impulso a la renovación de los vehículos de cero emisiones, (… que) contempla manufactura de vehículos en Norteamérica, algo que en la propuesta anterior había sido rechazada y sólo contemplaba vehículos hechos en plantas con sindicatos en Estados Unidos”.
Así, continuó, “esta propuesta integral (…) impulsa, también, tener infraestructura de carga, capacitaciones al personal de las plantas de manufactura, capacitación técnica, incluso diferenciales del precio de venta de los vehículos cero emisiones con los vehículos con emisiones, en sí, nosotros lo vemos como algo muy bueno, porque considera la región del T-MEC y no sólo a los fabricados en Estados Unidos, como estaba planteado inicialmente, entonces es una confirmación de la importancia (…) que tiene (el T-MEC) para México y (constituye) un ejemplo de cómo se está estimulando la parte de la economía, considerando el tema del cambio climático”.
Esto, enfatizó, “es algo que deberíamos de tomar en México, en la manera de lo posible, aplicar esta modernización de la flota en la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, a través de incentivos que pudieran impulsar los gobiernos estatales”.
“Requerimos una política pública integral”
Por su parte, el dirigente de la AMDA, Guillermo Rosales, dijo sobre el tema de la renovación vehicular, que conjuntamente con Elizalde, “hemos dejado claro que de la mano de la armonización (…) y la puesta en práctica de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, un punto que no se puede dejar de lado es la renovación de la flota vehicular”.
Expresó que “no podemos aspirar a tener una mayor disminución de riesgo en accidentes, en siniestros que causen pérdida de vidas y enfermedades, sin tener una flota vehicular segura y por eso es que consideramos que se debe avanzar en la concordancia de apoyos tanto del gobierno federal, de los gobiernos estatales y en la cual, la industria automotriz tiene plena disposición para colaborar”.
Asimismo, enfatizó: “Lo que requerimos es una política pública integral en esta materia, la cual ha estado ausente, no únicamente en lo que toca a la administración del presidente, (Andrés Manuel) López Obrador. Tenemos muchas administraciones sin contar con este rubro de una política integral de renovación vehicular para asegurar que contemos con un transporte público seguro, eficiente, confiable y ¿por qué no?, también cómodo, como lo merecen los mexicanos”.
Salir del “cuello de botella’ en los tiempos de entrega”
Por otra parte, Miguel Elizalde consideró que ante una eventual recesión, pudiera haber alguna reconfiguración con algunos pedidos con retraso de tiempos de entrega y con ellos “podemos llegar a nivelar nuestra entrega de vehículos pesados”, que en “un cálculo muy general pueden ser alrededor de unas 20,000 unidades que se tengan en retraso de entrega, en tiempos que van aumentando de seis a nueve meses y si es un vehículo muy especializado puede ser más”.
Aunque admitió que la nivelación en los tiempos de entrega a raíz de una posible recesión no es algo deseable, “ni es la forma en que quisiéramos hacerlo, (…) puede ser una de las consecuencias de una eventual recesión, es decir, que se aceleren los tiempos de entrega porque tal vez disminuyan los pedidos y esto es algo positivo para la entrega de las empresas que hicieron los vehículos pesados a corto plazo”, no obstante, aceptó que “a mediano y largo plazo, pues, obviamente, es algo negativo que impacta toda la economía y el crecimiento sostenido de la renovación de la flota de vehículos pesados en toda Norteamérica”.
Al respecto, Rosales abundó: “Venimos de un rezago en la demanda de varios años a la fecha, primero por la incertidumbre en la negociación del T-MEC, luego la llegada de esta crisis por la pandemia, de tal suerte que aunado a la insuficiencia en la cadena de producción se nos ha hecho este ‘cuello de botella’ en los tiempos de entrega”.
Tras indicar que “se ha venidos mejorando en los últimos meses los niveles de inventario, gradualmente” consideró que “de aquí hacia el 2023 podremos ir disminuyendo este rezago, tanto en lo que están ya en pedidos fincados como los que se van agregando, entonces podamos estar ya hacia finales de 2023 en condiciones de normalidad en tiempos de entrega”.
Dicha normalidad, detalló, “nos llevaría (…) a recuperar ventas arriba de 40,000 unidades, 41,000 unidades como las que tuvimos en 2019”. Al referirse al “estudio que se hizo en 2017, que patrocinamos de manera conjunta ANPACT y AMDA y que fue realizado por la facultad de economía de la UNAM, en (… el) que en aquel momento, en 2017, se ubicó el potencial de ventas de camiones pesados para nuestro país de carga y pasaje, arriba de 60,000 unidades, (…) consideramos que esto es factible si se atiende, que ya en el 2007 el record de ventas en nuestro mercado mexicano superó las 50,0000 unidades”.
Especificó que “con más de 15 años transcurridos desde entonces, la factibilidad de poder tener estos niveles en los cuales está estimada la demanda potencial es plenamente justificada, pero como hemos venidos comentando, (…) se requiere de un esfuerzo adicional a través de programas de estímulo para disminuir el tiempo en el que podamos llegar a estos niveles de renovación”.
En este sentido, Elizalde puntualizó que en dicho estudio “no estaba contemplada la pandemia y esto puede venir a cambiar un poco para bien o para mal, entonces, la demanda potencial base en esto que se hizo en el 2017 era de 61,128 y que pudiera crecer (…) a más de 60,000 unidades a 66,900, entonces, entre 61,120 y 66,900, de las 42,000 que hemos colocado en las cifras prepandemia”.
Estas cifras, aclaró atendiendo factores como “el tema de la importación de usados que se tiene que ordenar y no deberíamos de importar vehículos chatarra, impulsar la renovación de la flota o la modernización como lo establece tal cual la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial y tener incentivos y obviamente, ir considerando esta reconversión que vamos a ver hasta la electromovilidad y tecnologías cada vez más limpias”.
Así lo destacó el presidente ejecutivo de esta asociación, Miguel Elizalde, al referirse a una eventual recesión en Estados Unidos, país que a pesar de su situación económica, “es un ejemplo internacional de cómo se debe de promover el uso y adaptación de nuevas tecnologías, que es incorporando elementos clave como la infraestructura, energías limpias, incentivos fiscales al consumidor final”. Al respecto, el presidente ejecutivo de la AMDA, Guillermo Rosales, afirmó que “lo que requerimos es una política pública integral en esta materia, (… pues) tenemos muchas administraciones (federales) sin contar con este rubro de una política integral de renovación vehicular”.
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