¿Y si la innovación fuera urgente?

Ago 03, 2014 Damián Amaya Innovación Competitiva 0

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La innovación podría emplearse para aspirar a cambiar la historia sobre la pobreza, el crecimiento económico y algunos otros males que recurrentemente nos aquejan.

¿Por qué si las preocupaciones nacionales recurrentes como el crecimiento económico, la inflación, pobreza, los impuestos, el empleo y el poder adquisitivo están relacionadas con la competitividad nacional, no surge una articulación de esfuerzos de prioridad nacional?

La innovación industrial posibilita la creación de brechas competitivas con barreras de entrada al resolver las mejoras de desempeño de manera no obvia (actividad inventiva). La competitividad o la “habilidad para salir victorioso en una competencia”, demanda establecer un ataque, desempeños superiores a los del contrincante (brecha) y ejercer defensa para la posición lograda (barrera de entrada); los cuales resultan ser elementos constitutivos de la innovación industrial.

La innovación y la competitividad están íntimamente relacionadas al converger en el establecimiento de un desempeño diferenciador y capitalizar elementos de defensa como la barrera de entrada. En aquella hipotética articulación de esfuerzos de prioridad nacional, la innovación podría emplearse para aspirar a cambiar la historia sobre la pobreza, el crecimiento económico y algunos otros males que recurrentemente nos aquejan.

No habremos de confundir que la innovación es ya prioritaria para nosotros y para nuestras instituciones y que, prueba de ello, son todos los recursos y los esfuerzos volcados en ella. Lo que debe ser importante es el logro sistemático de los resultados de la innovación hasta la sociedad, no los esfuerzos o las patentes, sino los resultados en la sociedad por medio de la innovación a una tasa de éxitos de nivel profesional.

Sería triste que lo que entendamos por innovación sólo sean patentes, ya que ésta no vale nada si únicamente abulta una estadística, si no genera la rentabilidad financiera que posibilite a las empresas mejorar sus inversiones en capital de trabajo, capital humano y que, de lograrse de manera constante, tiene el potencial de crear condicionamientos positivos y construir conductas en favor de la innovación a nivel sociedad, no solamente a nivel empresarial o intelectual.

Sería ingenuo, o hasta tierno, pensar que los empresarios se volcarían inmediatamente a crear más empleo y contratar capital humano con mayor remuneración al mejorar sus rentabilidades; pero si nos aseguramos de intervenir el fenómeno para crear éxitos constantes, la innovación representaría la mejor opción entre las que acostumbra el empresariado y dejaría de ser la opción esporádica, creando entonces la demanda en el mercado laboral de talento más valioso.

No es suficiente con exigir y/o prometer mejores sueldos, es necesario impactar en la dinámica de los mercados laborales. La innovación crea la demanda en el mercado laboral por aquéllos que sobresalen en su capacidad para crear competitividad de manera diferenciada; si no tenemos suficiente innovación competitiva nunca podrá dar inicio la reacción en cadena: 1) demanda de mejores talentos,  2) la creación de competitividad, 3) mayor participación de mercado, 4) mayor producción, y 5) mayor empleo.

¿Y si urge la innovación?

La volatilidad, la dinámica de los mercados y la acelerada tasa de cambio tecnológico aunado al fácil acceso a la información demandaría una iniciativa ágil que reaccione rápidamente y pueda hacer frente al ritmo actual de los negocios internacionales. El esfuerzo sería comparable al de los equipos de ‘operaciones especiales’ o ‘equipos de asalto’ enfocados en lograr objetivos de manera contundente en ventanas de oportunidad muy estrechas.

Un ejemplo folklórico de prioridad ‘nacional’ en el que se actuó de manera urgente, y se logró lo que la mayoría pensaba imposible, es el de la Selección Mexicana de futbol cuando estuvo a punto de no lograr su clasificación al Mundial de Brasil 2014. Había muchos millones en juego y gran parte del pueblo mexicano se preocupó, incluso más que por los temas de innovación.

La institución y los agentes involucrados en el futbol nacional implementaron acciones que rayaban en los límites o fuera de los protocolos, cambiando al Director Técnico, llegando al extremo de conformar, incluso, un equipo con amplia representación del Club de Futbol América y, sin embargo, logrando lo que urgía lograr para ‘beneficio nacional’.

El ejemplo es deliberadamente colorido y de un contexto diferente al de innovación, pero cumple con el propósito de reflexionar sobre la diferencia entre estrategias faraónicas nacionales rimbombantes, que no necesariamente aseguran el resultado, y estrategias o acciones pragmáticas que resuelven de manera contundente.

¿Y si urge la innovación?¿Qué podría implementarse de manera ágil y contundente?

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• Damián Amaya, Innovación Competitiva

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