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May 07, 2013 Daniel Sánchez El Momentum Aplicado 1
Estimados lectores en las pasadas ediciones de este Blog he podido explicarles un poco sobre mercadotecnia, finanzas y algo sobre una visión más amplia en los temas de negocios cuando hablamos de pensamiento sistémico para crear una visión más holística de las cosas.
Cuál es el objetivo que perseguimos más allá de la ganancia financiera, económica, productiva o social como empresas independientemente del sector al que vayamos.
Es por eso, que les comparto mi personal opinión sobre el tema del liderazgo y las ganancias y al mismo tiempo sobre hechos históricos que han marcado a nuestro país como la guerra del 47 entre Estados Unidos y México, un tema que me llevará a hablar de las pérdidas territoriales.
En días pasados levanté a mi hijo mayor; de nueve años, a las siete de la mañana y lo invité a hacer ejercicio al parque Metropolitano en Guadalajara. Morena, nuestra perrita nos acompañó.
Después de hacer nuestra rutina de ejercicios y tomar agua y ver el amanecer ¡tan hermoso!, mi hijo y yo nos sentamos debajo de un árbol y en el proceso de suspiros y relajación, me hizo una pregunta que activó todo mi ser en ese preciso momento.
-¿Papá cuál es el objetivo de tu vida?
¡Caramba! tiene nueve años y me está haciendo una pregunta tan profunda y es necesario que le conteste de una forma sencilla y fácil de entender a su edad, pensé.
-Hijo, qué interesante pregunta y creo que es muy bueno que la hagas en este momento, lo cual me da mucho gusto, le dije y respondí a la interrogante.
-El objetivo de mi vida es honrar a Dios en todo lo que pienso, digo y hago buscando ser mejor cada día como él lo es. Nuestro trabajo es hacer nuestra parte lo mejor que podamos todos los días sin rendirnos como lo hacemos diariamente con nuestras responsabilidades y obligaciones, por ejemplo: Tú con tu cuerpo, alma y espíritu en la casa con la familia, en la escuela con tus maestros, amigos y en el mundo en que vivimos. Yo conmigo mismo, con tu mamá, con ustedes también, en el trabajo con mis jefes, mis compañeros y la gente que está bajo mi responsabilidad, en la maestría también con mis maestros y compañeros.
Con lo anterior desde mi punto de vista personal sin hablar de alguna creencia en particular ni de la forma romántica de pensar, sino que en esencia nos da un marco referencial de cuál es el sentido de la vida de los negocios en el liderazgo y la ganancia que buscamos, ya que el tema que estamos analizando es sobre el liderazgo y la ganancia que aplican en cualquier campo; un ejemplo escrito en la Biblia dice: Dónde está tu tesoro allí está tu corazón (Mt 6 19-23).
También como lo escribió en algunos de sus poemas Omar Khayyam, matemático, astrónomo y poeta persa nacido en Nishapur (18 de Mayo 1048- 4 diciembre de 1131 presuntas fechas).
“Admitamos que hayas
Resuelto el enigma
De la Creación.
Pero ¿Cuál es tu destino?
Admitamos que te hayas
Despojado
De todas sus vestiduras a la
Verdad.
Pero ¿Cuál es tu destino?
Admitamos que hayas vivido cien años felices
Y que te esperen cien más.
Pero ¿Cuál es tu destino?”
Seamos pragmáticos, si estamos hablando de negocios en finanzas cuál es el verdadero sentido del liderazgo y la ganancia. En mi opinión tiene que tener un propósito y como lo dice el buen profesor Rubén en su escrito, las posturas extremas pueden equivocarse extremosamente, que sin utilidades la empresa no tiene porvenir y los que no ven más que las utilidades cometerán errores graves si el destino les concede el tiempo suficiente porque carecen de las razones correctas.
Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Miguel de León Portilla. La guerra de 1847 y la de hoy, interesantes acontecimientos sucedidos en México. En 1836, un ejército mexicano marchó hacia Texas para combatir una insurrección. Los colonos angloamericanos querían ser parte del imperio de algodón fincado en la esclavitud, prohibida en México. A los Anglos le había sido permitida la entrada por el gobierno español, cerca de diez años antes, para frenar a los apaches.
Los mexicanos vencieron en las batallas de San Antonio y Goliad. El jefe mexicano Santa Anna hizo marchar durante 24 horas continuas a la élite de sus tropas a fin de capturar a Sam Houston. Antes de entrar en batalla, Santa Anna dispuso que su gente durmiera unas horas. Lástima para los nuestros: a la orilla del río San Jacinto, el oficial responsable de guardia subestimó a la tropa mercenaria texana, organizado una partida de cartas. Houston sorprendió a los mexicanos. Santa Anna fue capturado y sometido a prisión en condiciones prácticamente de tortura, ordenó el retiro de su ejército.
Es difícil creer que Santa Anna esperara que una orden dictada en sus circunstancias fuera obedecida- Ciertamente no debió ser obedecida. Como haya sido, los texanos consiguieron su independencia.
En 1847 la república de Texas fue incorporada a la Unión Americana. Desde sus orígenes se vio a sí misma como la encarnación del pueblo a quien Dios eligió para civilizar las tierras del nuevo mundo. John L. Sullivan justificó el avance hacia Nuevo México y California “hasta que el continente entero sea nuestro”, con la teoría del “destino manifiesto”.
Su nación “modelo de los pueblos, esperanza de la especia humana”, tenía el derecho que da la superioridad para imponerse a los híbridos de dos razas inferiores: la española –una estirpe cruel, traicionera, corrupta, fanática, supersticiosa, indolente, cobarde y autoritaria- y la indígena.
Para estos civilizados norteamericanos, nuestro mestizaje merecía el término de “mongrel”, aplicado a los perros, y constituía una “raza pusilánime, imbécil, incapaz de controlar su destino”, que practicaba la religión falsa del catolicismo.
No hablaba de la lengua, de la civilización, y era perezosa, carente de iniciativa e inmoral, porque no seguía la ética protestante, línea divisoria entre la humanidad y el reino animal.
Un país de dieciocho millones de habitantes con in crecimiento económico acelerado, se disponía atacar a otro de siete, empobrecido por años de guerra que habían acabado con la riqueza minera, la de los campos y también la humana porque no solo se fueron los capitales, también huyó la gente que sabía dirigir y administrar. México era como una Irlanda ante Inglaterra o Polonia ante Rusia.
El 11 de mayo de 1846 el congreso norteamericano hizo la declaración de guerra con un pretexto que nadie se toma el trabajo de recordar. Los mexicanos fueron a combatir con un valor que mereció elogios del enemigo y hoy reconocen hasta los historiadores más hostiles. Era casi lo único que tenían.
La inmensa mayoría de los soldados mexicanos no eran profesionales, sino tropas de leva, el servicio militar obligatorio, el secuestro de los pobres. El desnivel tecnológico en armamento se reflejó dramáticamente. Los invasores disponían del nuevo fúsil de percusión, el revólver Colt, la artillería portátil y la producción de la gran fábrica de pólvora Dupont.
Los nuestros tenían cañones heredados de la dominación española y los viejos arcabuces de chispa comprados a Inglaterra como desechos. Las bayonetas de infantería, lanzas de caballería y las habilidades de jinete enfrentaría con amplia desventaja la balística desarrollada de los estadounidenses.
La mayoría de los jefes mexicanos, las concepciones tácticas de Antonio López de Santa Anna, controvertido pero al fin y al cabo un líder en el atormentado México de ese tiempo, eran muy limitadas. El mismo Santa Anna reconocía la mala preparación de nuestros comandantes diciendo que todos los generales, incluso él apenas podían ser cabos. Excepto Nicolás Bravo y Juan Álvarez, los altos oficiales eran sobresalientes del ejército realista al que entraron casi niños.
Habían pasado su vida practicando el cuartelazo y ésa era su única instrucción militar. Obtenían el grado por influencias. Para hacer carrera. Participaban en revoluciones y motínes. Eso mismo hicieron muchos mientras se daba la agresión estadounidense, revoluciones y motines.
De ahí los combates siguientes en Matamoros, el de Monterrey del 20 al 24 de septiembre, el de la Angostura, el de Veracruz el 9 de Marzo, el del Cerro Gordo y Puebla, el de Padierna, Churubusco, Molino del Rey y Chapultepec.
El fin, llegó el 14 de septiembre de 1847 Winfield Scott, entró en la plaza mayor de México, Alguien derribó de un balazo a quien izaba la bandera de barras y estrellas en el Palacio Nacional. A partir de ese momento, la plebe de la ciudad, los “pelados” o “léperos” o “la chinaca” atacó a los invasores con piedras, palos y las pocas armas que conservaban los guardias nacionales.
Los gringos cañonearon las casas de donde salían tiros o pedradas. Sólo la amenaza de que la ciudad sería bombardeada hasta no dejar piedra sobre piedra, hizo que el Ayuntamiento exhortara a deponer las armas. El dos de febrero de 1848 se firmó el tratado de Guadalupe en la sacristía del Santuario
de la Virgen. México perdió Arizona, California, Nuevo México y partes de Colorado, Nevada y Utah
Allá en la soledad, ¡oh patria mía!,
siempre estarás presente en mi memoria.
¿Cómo olvidar tu congojosa historia?
¿Cómo olvidar tu llanto y tu agonía?
Manuel Carpio
Lo que gran parte de los mexicanos ni siquiera lo saben y parece ser que nuestro México está destinado a repetir los mismos errores que en el pasado y todos originados por el mismo factor: el liderazgo y cuál es el objetivo a ganar. Nuestros soldados no fueron bien dirigidos, su valía personal no fue suficiente.
¡Ya basta! Hagamos el cambio; un liderazgo bueno y fuerte es lo que necesita el México de hoy. Donde quiera que miremos desde nuestros gobiernos hasta nuestros negocios, colonias y hogares, nos encontramos rodeados de los desbastadores resultados de la inestabilidad, la indecisión y corrupción. Todo ello, en mi opinión, por no tomar en esencia el sentido del liderazgo y lo que estamos buscando como ganancia.
Gracias a la historia podemos analizar el pasado con el presente y plantear escenarios venideros. Existe un libro que históricamente ha sido el más polémico en todo el mundo y el menos leído en nuestros tiempos, el cual habla de liderazgo mucho antes que se hayan inventado los seminarios de liderazgo y finanzas.
La Biblia nos habla de los beneficios que produce un liderazgo bueno y sólido:
“Cuando el gobernante es entendido, se mantiene el orden” (Proverbios 28:2)
Observamos en particular que el texto mencionado habla de un gobernante entendido y de un orden que se mantiene. Los países, las familias, los negocios son fuertes y permanecen cuando hay un buen liderazgo.
A lo largo de toda la historia e incluso en el mundo actual, la mayoría de los problemas se remontan a la falta de líderes competentes.
¿Encabeza usted en su empresa a un grupo de mexicanos en la batalla de todos los días? ¿ Es un buen comandante? Entonces, ¿tiene bien definidas sus estrategias? Sabe ¿cuáles son las actividades vitales de su organización?
Si es así, siga en la lucha; de lo contrario “el soldado merece un mando competente” prepárese para dirigir o deje el mando, nos hará un bien a todos.
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1 Rodriguez Beltran Rubén, Ensayos y Ejercicios Para Un Curso De Finanzas (Guadalajara Jalisco México: Editorial y Servicios Creativos. S. de R.L. de C.V., 2010).
2 (Ibid)
3 (Ibid)
4 (Ibid)
5 (Ibid)
6 (Ibid)
7 (Ibid)
8 (Ibid)
Estimados lectores en las pasadas ediciones de este Blog he podido explicarles un poco sobre mercadotecnia, finanzas y algo sobre una visión más amplia en los temas de negocios cuando hablamos de pensamiento sistémico para crear una visión más holística de las cosas.
Acualmente se desempeña como Supplier Management de Nuevos Proveedores NAFTA, Centro-Sudamérica de Compras Corporativas de la empresa proveedora de automotriz Continental. Comentarios: Daniel.Sanchez-Penaflor@continental-corporation.com
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