El T-MEC obligará a robustecer la proveeduría automotriz regional

Jun 29, 2020 admin Automotriz, Más Industria 4

Para México, el área de oportunidad está en el 2do y 3er nivel, afirmó el consultor y experto en la industria Thomas Karig. En entrevista con Vanguardia Industrial agregó que el reto para los empresarios es el balance entre la inversión para reconvertirse, cumplir con las nuevas reglas de origen y seguir siendo competitivos nacional e internacionalmente.

“¿Qué tipo de, o cuántos recursos adicionales estamos dispuestos a invertir en esta reconversión de las cadenas?, que otra vez, coincide con el aumento de la integración regional en Norteamérica, ¿cuántos recursos le vamos a dedicar o le podemos dedicar?, y seguir siendo competitivos en el mercado nacional e internacional. Ese es el (tipo de) dilema a los cuales hoy se enfrentan las empresas…”. (Foto: Cortesía)
“Cada empresa tiene su propia situación empezando por las armadoras. Evidentemente las armadoras europeas y las armadoras asiáticas van a tener que hacer más esfuerzos que las armadoras norteamericanas porque seguramente el contenido que ya traen las norteamericanas y algunas japonesas que están muy establecidas en Estados Unidos, ya es mayor a las que traen otras europeas y otras asiáticas”. (Foto: Audi)

Por: Redacción/Vanguardia Industrial

CIUDAD DE MÉXICO (29/06/2020).- Luego de señalar la evidente intención política de Estados Unidos, a la que se enfrentó el equipo mexicano para negociar el nuevo tratado comercial que remplazará al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) –que funcionó durante los últimos 26 años—, el consultor y experto en la industria automotriz Thomas Karig afirmó que “lo más importante de ese nuevo acuerdo del T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) es que sigue habiendo tratado de libre comercio”.

En entrevista con Vanguardia Industrial, Karig, con 37 años de experiencia en Volkswagen –en donde se desempeñó en varias áreas, entre ellas, áreas técnicas, de finanzas, y fue responsable en México de proyectos como los de los modelos Beetle y Jetta, así como la representación patronal ante el sindicato de la planta en Puebla—, consideró que el simple hecho de seguir teniendo acuerdo de libre comercio es una aventaja, aunque aceptó que la industria automotriz ya no tiene mucha libertad de acción para decidir cómo cumplir con las reglas, pues ahora con el nuevo acuerdo comercial se ampliaron y se especificaron los requerimientos con los que hay que cumplir.

“La industria automotriz ya no tiene mucho (margen de acción) porque las condiciones se están acotando demasiado para, en teoría poder hablar de una libertad en cuanto a la decisión de las empresas de cómo cumplir con las reglas. Porque el nuevo tratado, el T-MEC, en vez de una sola regla de origen como la tenía el TLCAN con el 62.5%, ahora tiene cuatro reglas, que incluso se traslapan entre sí. Se interrelacionan, pero las cuatro hay que cumplirlas. Está el contenido regional, del 75%; los componentes principales, que también tienen que cumplir su propia regla de origen, el tema del acero y el aluminio, lo cual se le agregó al final y sobre todo el tema del contenido laboral que fue la manera de asegurarle a Estados Unidos y a Canadá una parte fija de la generación del valor”.

A los retos de esta industria como son los nuevos conceptos de movilidad, de tracción de los vehículos, de digitalización de las fábricas, de digitalización de los procesos administrativos, ahora hay que sumarle el tema de las nuevas reglas de libre comercio, dijo el especialista.

Esto va a requerir a la industria, dos cosas: por un lado los esfuerzos adicionales que van a tener que hacer algunas empresas, o la mayoría de las empresas para poder cumplir con estas nuevas reglas que va a significar hacer inversiones adicionales, cambiar sus cadenas de suministro para traer más valor agregado a la región, etcétera. Y algunas van a tener que hacer más esfuerzo que otros, entonces en este sentido, incluso hay una cierta distorsión de la competencia. Y por el otro lado, y esto afecta de manera muy específica a la cadena de suministro de los proveedores, que el cálculo tiene que ser mucho más exacto, y mucho más sofisticado de lo que era antes (…) para poder cumplir con esas cuatro reglas.

Al opinar sobre el reto que enfrenta la industria automotriz para cumplir con el contenido regional, Karig especificó que “cada empresa tiene su propia situación empezando por las armadoras. Evidentemente las armadoras europeas y las armadoras asiáticas van a tener que hacer más esfuerzos que las armadoras norteamericanas porque seguramente el contenido que ya traen las norteamericanas y algunas japonesas que están muy establecidas en Estados Unidos, ya es mayor a las que traen otras europeas y otras asiáticas”.

Sin embargo, para México, la entrada en vigor del T-MEC, coincide con la emergencia sanitaria del coronavirus o Covid-19 que ha puesto en evidencia que con la globalización, las cadenas de suministro se han extendido a tal magnitud que se han hecho poco transparentes y más susceptibles de ruptura en casos de crisis como la que se vive actualmente a nivel mundial.

Así que el aumento en el porcentaje de contenido regional con que tendrá que cumplir la industria automotriz de México, obligará a los empresarios a voltear a su región, con lo que se desarrollará la proveeduría local fortaleciendo las cadenas de suministro regionales, lo que resultará en una menor dependencia de productos provenientes de otros países o regiones.

“Las nuevas reglas del tratado van obligar a modificar las cadenas de suministro. Esto no va a ser algo que pueda pasar de un día para otro. Normalmente va a estar ligado a los ciclos del producto. Con un nuevo producto, con un nuevo vehículo, puedo tomar decisiones diferentes en cuanto a quiénes son los proveedores de los componentes para ese vehículo. Pero eso hay que planearlo desde ahora. Y ahora resulta, que con el tema de la pandemia nos estamos dando cuenta que las cadenas de suministro se han extendido demasiado y sobre todo, ya no son transparentes”.

El experto automotriz consideró que “felizmente para México, en este caso, coinciden las dos necesidades. Por un lado está la necesidad, la obligación que nos dan las nuevas reglas de origen del tratado de regionalizar más insumos y por otro lado, responder a estos riesgos que hemos identificado en las cadenas de suministro (…) (en) situaciones (como la actual), donde por épocas tan prolongadas, uno o varios eslabones en la cadena (de suministro) dejan de surtir”, y en las que ni siquiera son factibles los fletes aéreos.

Ante esta reconversión de las cadenas de suministro a la que nos ha obligado la emergencia sanitaria por el coronavirus, que coincide con el aumento de contenido regional que impone el T-MEC, el dilema de las empresas es la cantidad de recursos que van a invertir para cumplir con estas dos condiciones y seguir siendo competitivos a nivel nacional e internacional.

“¿Qué tipo de, o cuántos recursos adicionales estamos dispuestos a invertir en esta reconversión de las cadenas?, que otra vez, coincide con el aumento de la integración regional en Norteamérica, ¿cuántos recursos le vamos a dedicar o le podemos dedicar?, y seguir siendo competitivos en el mercado nacional e internacional. Ese es el (tipo de) dilema a los cuales hoy se enfrentan las empresas y a esto adiciónale la situación de que no están vendiendo. Entonces sí hay una situación bastante crítica, quizás no tanto para las armadoras, pero sí para muchos proveedores”.

Las empresas, aseguró, van a verse obligadas a pasar por un impacto económico que alcanzará su mayor nivel negativo con el menor nivel de ventas, que no se sabe cuándo se va a dar ni cuánto tiempo tomarán para recuperarse.

Tras destacar que no le gusta usar el concepto de la “nueva normalidad’ porque si es nueva no va a ser normal”, Karig refirió que en China las ventas de autos “regresaron rápidamente. Pero eso no tiene que ser así en todos los mercados. No sabemos qué va a pasar en Estados Unidos, porque Estados Unidos, hoy, además del tema de la pandemia trae otro problema social evidente y unas elecciones por delante. No sabemos qué impacto van a tener, pero bueno, las empresas van a tener que pasar por este, (que) ya no es un bache, ¡es un bachesote!, y eso va a ponerle mucha tensión a las finanzas de las empresas y va a haber algunas que estén menos recuperadas que otras”.

Al hablar sobre el tema de la inversión extranjera, el experto aseguró que aunque para México ya pasó el boom de la llegada de nuevas armadoras, su potencial está en desarrollar la proveeduría de segundo y tercer nivel, ámbito que opinó, sí puede captar inversión extranjera.

“Este boom de inversiones que tuvimos en México en los últimos diez años, donde cada año se anunciaban dos o tres nuevas plantas armadoras, eso obviamente, eso se acabó y eso se iba a acabar con, o sin el virus y con o sin el T-MEC. Iba a llegar a un límite que afortunadamente todavía nos dio tiempo de rescatar hasta casi casi la última armadora, al final fue una sola la que se cayó en toda esta reconversión, pero eso le dio a México una base industrial en términos de capacidad de producir vehículos”.

Luego de comentar que la capacidad de producción de México era de cuatro millones de vehículos antes de la pandemia, Thomas Karig hizo hincapié en el área de oportunidad del país.

“México tiene una estructura de proveeduría que se va adelgazando hacia el segundo y tercer nivel en lugar de ampliarse como en otros países, entonces ahí está el potencial y ahí sí puede haber inversiones”.

El especialista expresó que debe haber un balance entre aumentar el contenido regional, eficientar las cadenas de suministro y cumplir con la regla de contenido laboral “que va a obligar a mandar algunas inversiones a Estados Unidos y a Canadá y no quedarse en México”.

No obstante, comentó que “México puede tener otras oportunidades de inversión en este contexto, no tan espectaculares, pero puede ser una buena cantidad de empleos también, si hacemos las cosas bien”, además de que el país, dijo, puede ser una buena opción para quienes tienen plantas de suministro de componentes establecidas en China y estén pensando en trasladarlas a otra ubicación. “México va a ser una buena opción, siempre y cuando México pueda ofrecer las condiciones de infraestructura, de certeza jurídica, de seguridad pública. No van a cambiar un riesgo por otro, viniéndose a México y esa es una parte (…) donde tenemos que ser muy vigilantes, tenemos que trabajar muy de cerca con los gobiernos porque si no cuidamos esa parte, la oportunidad (se pierde).”

Para el experto en temas de industria automotriz, la infraestructura con la que cuenta este sector en México no deja alternativa ante el T-MEC, más que cumplir con las nuevas reglas de origen.

Cada empresa sabe dónde está parada y sabe lo que tiene que hacer para lograrlo. Conoce el tiempo que tiene para lograrlo y va a tener que tomar sus decisiones. Y evidentemente hablando a través de México y las inversiones tan grandes que hemos tenido con este volumen de inversiones que hemos tenido en México en los últimos 10, 15 años, son plantas que ya están ahí, las fábricas ya están construidas, están instaladas, están equipadas. El personal está entrenado, entonces ahora hay que hacerlo funcionar. No hay otra alternativa, no existe la alternativa. Yo creo que para ninguna empresa (es una alternativa) decir: ‘esto se me está complicando demasiado y bueno, voy a cerrar mi planta en México’. Eso no va a pasar. Pero sí va a haber una serie de esfuerzos adicionales y también de compensar costos adicionales que genera esta situación actual con más eficiencia, más productividad y ahí entra, puede entrar fuertemente el tema de la digitalización y de la robotización de las fábricas.

Al comentar que el tema de la automatización se ha puesto de moda por el riesgo sanitario actual, Thomas Karig opinó que el verdadero reto para las industrias es inculcar en las personas un mayor apego a las reglas, “un mayor sentido de responsabilidad, y de corresponsabilidad, con sus colegas, con la empresa, de las empresas con la sociedad, hay todo un complejo que también se está discutiendo incluso en Estados Unidos que las empresas también tiene que transformar su manera de trabajar en términos de responsabilidad con la sociedad, de corresponsables, de resolver los grandes problemas de la sociedad, incluyendo las próximas crisis que se nos vienen”.

Y continuó: “Ahí está el cambio climático, por ejemplo, que va a tener impactos mucho más difíciles que incluso, el coronavirus, y ya hay muchas casas de inversiones que dicen: ‘yo no voy a invertir en empresas que están en el riesgo de ser afectadas por el cambio climático’. Todo esto nos lleva a todo este ámbito donde yo estoy aquí activo muy claramente, es el tema de asegurar el cumplimiento del análisis de riesgos, del manejo del concepto de integridad en las empresas y todo esto orientado a un desarrollo sostenible que nos permita asegurar que las empresas que hoy están aquí, también van a estar dentro de diez años”.

Al hablar sobre resiliencia, otro de los temas que el coronavirus ha puesto de moda, Thomas Karig explicó: “en las empresas la resiliencia es la capacidad precisamente de enfrentar este tipo de situaciones e incluso prosperar en estos contextos tan complicados y eso es posible sobre todo cuando los sistemas de gestión de la empresa son sólidos y funcionan bien. La gestión de los procesos, la gestión de los objetivos, la gestión del cumplimiento, la gestión de riesgos y aquí hay una importancia especial en el contexto de este tipo de amenazas externas y la conducta de las personas bajo un concepto de integridad. Esos son los elementos que le van a dar resiliencia a la empresa, porque la empresa va a tener la capacidad, tanto de la empresa como de los individuos que trabajan en la empresa, de enfrentar situaciones imprevistas con un concepto muy claro de cuáles son las acciones a tomar, cuáles son las decisiones que yo puedo tomar, cuáles son las decisiones que tengo que llevar a otro nivel y no quedarnos espantados e inactivos y esperar que ocurra el desastre.”

El experto consultor aseguró que “esto funciona solamente cuando las empresas tienen estos sistemas de gestión sólidamente implementados y eso nos da resiliencia, esa es la respuesta. Resiliencia no se puede salir a comprar a la esquina. Hay que construirla y eso toma algo de tiempo. No se da de un día para otro, pero sí es un concepto que es cada vez más importante”.

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